Se reforma una torre construida en los años 40 en la avenida Vallvidrera de Barcelona.
No se trata de un edificio protegido, pero juntamente con su entorno forma parte del patrimonio cultural de nuestra ciudad. Por este motivo la intervención nos ha obligado a revisar las intervenciones arquitectónicas que se han producido a lo largo del tiempo antes de determinar las actuaciones que podíamos plantear tanto en el edificio como en la parcela.
Compositivamente el edificio se encuentra enmarcado en una volumetría casi cúbica, pues las fachadas laterales son ligeramente más estrechas que la fachada principal, geométricamente cuadrada.
La planta baja, desligándose del volumen superior, actúa como plataforma horizontal que procura la implantación del edificio en la parcela distanciándose de las trazas de las calles, mientras las vallas mantienen las alineaciones.
Esta condición de volumen contenido y geométrico del que se desliga la planta baja es lo que la propuesta de reforma quiere enfatizar.
La planta segunda es la que ha sufrido, a lo largo del tiempo, sucesivas ampliaciones a partir de la crujía central original. Partiendo de que se trata de un espacio habitable consolidado, esta planta es la que ha de ser sometida a una redefinición para que permita completar la envolvente volumétrica del edificio y pueda conseguir de nuevo la característica compositiva que le otorgaba el rigor geométrico de su envolvente.
La propuesta también se plantea liberar la parcela de las construcciones que se han ido ejecutando a lo largo del tiempo con tal de recuperar superficie de jardín que permitirá a los árboles y a la vegetación desarrollarse adecuadamente. La ejecución de un sótano en el perímetro del edificio permitirá ubicar el actual estacionamiento de coches que se produce en el jardín, liberando superficie para el ajardinamiento.
El objetivo de la reforma es conseguir 4 viviendas que compartan el jardín existente que rodea el edificio.
La actuación aprovecha la posibilidad de aumentar en planta baja para incrementar ligeramente la base de la edificación y poder configurar terrazas en la planta primera como prolongaciones de los espacios interiores.
La planta primera conserva su perímetro original y adapta las aberturas a la nueva distribución.
La planta segunda crece hasta el perímetro envolvente, con una ligera ampliación de la superficie construida, con nuevas terrazas y nuevas aberturas.
Interiormente la escalera existente en el edificio se mantiene inalterada hasta la planta primera y se eliminan los tramos hasta la cubierta, con tal de dejar esta sin elementos constructivos que emerjan de la envolvente volumétrica del edificio.
